¿CÓMO RECONOCER A UNA GUERRERA DE LA LUZ? (RELATO)

Por Arnaldo Quispe

Si uno camina firme en su propio sendero de pronto aparecen tarde o temprano los guerreros de la luz que se cruzan en nuestro camino, ellos o ellas llegan en un momento clave de sincronía y lo hacen precedidos de sensaciones y sentimientos que de una u otra forma van creando la propia realidad del reencuentro.

Esas personas de luz a las cuales les llamo más concretamente «guerreros de la luz» por su lucha indesmayable en aras de un mundo mejor y más digno, que por cierto los hay muchos y muchas, que silenciosamente persiguen sus causas y propósitos desde toda una vida.

Ellos llegan a nuestras vidas por un motivo trascendente, algo que normalmente se dice «llegan a tu vida porque tienen que llegar», a la par que uno piensa que las sincronías se celebran con abrazos y una sana alianza de amistad. En lo personal tengo encuentros de seres de luz desde toda mi vida, algo que enriquece mi idea de que estos encuentros son necesarios para el propio crecimiento personal. Muchos de ellos y ellas han sido útiles para completar el ciclo de una enseñanza o el intensificar una experiencia, los cuales conforman hechos que merecen las mayores muestras de agradecimiento y beneplácito.

Uno de los últimos encuentros trascendentes que me tocó vivir fue con una mujer medicina de origen americano, al cual muy cariñosamente reconozco como una mujer peruana nacida en los yunaites. Este encuentro que contó con la complicidad del universo fue nada menos con Elizabeth Jenkins, psicóloga y escritora de los mejores best sellers de connotación andina, autora de la célebre «Iniciación en el corazón de los Andes» de hace casi ya dos décadas.

Elizabeth es discípula del no menos conocido Juan Nuñez Del Prado, que como bien sabemos es uno de los maestros más connotados de la espiritualidad andina e Inka en los tiempos actuales. El encuentro fue muy emotivo y auspicioso por la sincronía y amistad que parecía muy antigua, sin embargo era la primera vez que la tenía en frente de mis ojos. Fue mágico observarla con una sonrisa mágica dibujada en su rostro, que dicho sea de paso me impulsó a llamarla por su nombre como gesto de presentación y pasar después un lindo momento de intercambio de afectos, abrazos y emociones que sellaron el encuentro.

Elizabeth es sin lugar a dudas una auténtica guerrera de la luz, llena de optimismo y conocimiento que ha sabido transformar en experiencias educativas que transmite por medio de su Fundación Wiracocha y de su amplia red de seguidores en todo el mundo. A mi modo es una persona que se ha ganado el derecho por mérito propio de ser considerada una Aclla, es decir una gran iniciada en los saberes de la tradición espiritual andina.

Estos encuentros son sincronía y la pachamama me reservaba este muy especial en un día igualmente mágico y lleno de color, experiencias y gratitudes.

Fuente: http://www.takiruna.com