Por Arnaldo Quispe
El masaje es un tipo de medicina cuya historia se pierde en los albores de los tempos y cada cultura ha desarrollado sus propios sistemas de masaje de acuerdo a las condiciones de vida y a los factores medioambientales. En los actuales tiempos las técnicas de masaje han encontrado una efÍmera especialización y los masajistas encuentran en este campo laboral, una alternativa ocupacional ventajosa que va de la mano con la modernidad y la búsqueda de relax.
Es inestimable el número total de técnicas de masaje, aunque los entendidos afirman que pasan de dos mil diferentes modelos provenientes de los cinco continentes, a lo cual se suma el masaje occidentalizado compatible con la especialización fisioterápica universitaria. La demanda de atención en masaje es permanente proporcional a la búsqueda de escapar del estrés cotidiano generado en las ciudades y en el estilo de vida moderna.
El masaje andino reciéntemente redescubierto es una alternativa de atención que se centra en el aspecto holístico humano, es una propuesta que proviene de un contexto histórico y geográfico que ha vivido en armonía con la naturaleza desde tiempos ancestrales, no en vano se le conoce como masaje ancestral o chamánico. Para el masaje andino, al cual se le denomina qhaqoy el ser presenta una unidad cuerpo-mente-espíritu y sus técnicas se encaminan a sensibilizar y despertar esa unidad energética, con lo cual las personas encontrarían una respuesta de autocuración.
Mientras los sistemas de masaje modernos se centran en técnicas terapéuticas científicas, movilizaciones y posturas biomecánicas o bioeléctricas, de acuerdo a los alcances de fisiología y la ciencia de la actividad física, el masaje andino insiste en el trabajo bioenergético humano y pone de manifiesto todo el abanico de conocimiento que expone abiertamente esquema energético, centros de energía, centros de descarga y funcionamiento energético humano, los cuales constituyen un patrimonio empírico del maestro curandero andino.
El masajista andino no considera solo esquema de músculos y nervios, no se limita a tocar zonas corporales localizadas, ni a limitarse al relax o al ocio, el perfil del masajista andino apunta a leer la geografía humana, en donde el cuerpo se asemeja a la madre tierra, pues funciona como esta, como la propia pachamama. Su misión pasa por interpretar, ver y sentir el funcionamiento del cuerpo energético y con esto ayudar en la autocuración del ocasional cliente, quién pone de su parte para encontrar el alivio de su dolor o malestar. Las palabras claves en masaje andino son energía, fluidez y limpieza, por ello se dice que la limpieza energética es la base de toda curación y cuando esta funciona el cuerpo fluye a la par como fluyen los elementos en el propio cuerpo energético.
Esta alternativa qhaqoy es una fuente rica de conocimiento etnomedicinal que hasta hoy viene siendo transmitida de manera tradicional y oral, es decir mediante un tipo de transmisión de persona a persona, considerando para ello la mayor atención personalizada al posible candidato quién es seleccionado finalmente por su impecable reputación y dignidad para ser iniciado en masaje andino. Cuando hablamos de masaje andino qhaqoy utilizamos comúnmente la palabra energía, pues de este lenguaje se habla de inicio a fin. En el arte Qhaqoy el masaje es energía humana.
Fuente: www.takiruna.com
Muy buen artículo Arnaldo !!!! No es x acaso que llevo el apellido Quispe ahora.., tal cual así laburo yo más intuitivamente !!!! Gracias x siempre recordarme de mis ancestrales !!!! 🙂
(P/D: Entre familiares te llamo mi primo 😉 cariñosamente)
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