Humantay, el hogar de la gran Ñusta

Laguna humantay 2

HUMANTAY, EL HOGAR DE LA GRAN ÑUSTA

Por Arnaldo Quispe

Humantay es un nevado y es a la vez una laguna, pero es también el hogar de una singular ñusta conocida como Doña Tomasa Huamán Tiklla. Este apu Humantay es parte de la cadena de altas montañas que conforman una columna con el gran nevado Salkantay y por este motivo se le considera una de sus hijas. Cabe recordar que junto con el apu Ausangate conforman a su vez un eje sagrado que se encuentran unidos en el centro con el apu Mamá Simona -como explican los sacerdotes paqos-. No es para menos suponer la relevancia estratégica donde se ubica el hogar de esta ñusta, vinculado con el arquetipo de la madre cósmica.

Doña Tomasa Huamán Tiklla es la sétima ñusta y le corresponde el espacio sagrado que se ubica en la cabeza o UMA, en el límite y acceso del reino del Kay Pacha y el mundo superior Hanak Pacha. Don Mariano trabaja este pasaje ritual mediante la piedra chumpi de siete puntas, el cual lleva como inconografía el símbolo del Wiracocha o en algunos casos de Tata Inti.

La fuerza de esta ñusta radica en la conexión con el mundo superior Hanak Pacha de energías refinadas, para lo cual refuerza la escalada de los niveles precedentes potenciando las vibraciones alcanzadas paso a paso, es decir mediante la ñusta se lleva a cabo el proceso de alquimia interior que se va incorporando el iniciado en cada nivel previamente alcanzado.

apacheta

Saywa de ofrenda a Humantay

Esta ñusta es el puente de contacto femenino con el supremo arquetipo de Wiracocha, para lo cual en la ejecución del séptimo pasaje ritual se usa un instrumento básico de intercambio de energía de los tres mundos, es decir de la mesa andina o misha. Don Mariano Quispe nos enseña que en el séptimo pasaje ritual se debe emplear la mesa personal que representa nuestro puente cósmico con la esencia de Wiracocha padre.

Una vez que se realiza la peregrinación a Humantay para tomar contacto con la séptima ñusta, nos disponemos a vivenciar sucesos que cambian por completo nuestra manera de pensar, el acceso a puertas donde se funde lo mágico y lo místico en una empresa esta vez factible. De hecho en el primer ascenso tuve contacto con dos sacerdotes andinos que -como si me conocieran- con gran confianza me dijeron que me habían estado esperando… en otros pasajes el apu nos envío señales potentes con truenos, ráfagas de luz solar, lluvias esporádicas, arcoiris, densas e improvisadas neblinas, animales e insectos desproporcionados que parecían saludarnos a nuestro paso, piedras de colores que parecían decir que formarían parte de nuestras mesas de trabajo. Era todo un misterio y a la vez teníamos que formar parte de la realidad contextual y entrar en reciprocidad.

Para este punto nos habíamos propuesto realizar una saywa de piedras como ofrenda, y dejar de cada lado kintus de coca, dulces de colores y pedazos de frutas que luego serían del agrado de la ñusta. Esto se conoce también como «apachetas» en el mundo andino. Pero esta ofrenda tenía que tener ciertas características debido a que el espíritu de la ñusta nos pidió que la punta de la saywa debía de contener una piedra negra en forma de corazón y una base formada por dos columnas que luego se unirían en el punto medio.

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Soraypampa, campamento previo a la llegada de Humantay

Aunque esto tomó un poco más del previsto encontrar una piedra negra en forma de corazón al final no fue nada difícil, ya que precisamente en este templo sagrado las piedras de este tipo abundan. Construir las columnas de la saywa era un asunto que me era familiar, debido que en los últimos años ya había estado trabajado en ofrendar con este tipo de saywas de dos columnas unidas en el punto medio. Luego llegó el momento del gran silencio, de tomar contacto con la fuerza del lugar y dejar que la ñusta recibiera la ofrenda con agrado. Cuando abrimos los ojos el corazón de la punta de la saywa había desaparecido. Era el momento de entender que ciertas cosas no tienen explicación y no se pueden explicar con palabras, por lo mismo aceptar este hecho nos ayuda a seguir en el camino con gran fe en los pasos que se dan.

De este modo el trabajo en Humantay terminó entre la familia de la ñusta, entre montañas, rituales, presencias y con abundante agua como para terminar de purificarse luego del gran sendero recorrido. Era el momento de regresar llevando en el corazón la satisfacción de haber sido consecuente en cada fase de la formación de la ñusta. Era el momento de regresar y dejar atrás -aunque solo sea un momento- la morada de esta ñusta de poder, que desde luego ya nos anuncia y anima a seguir con estos propósitos de compartir el camino con nuevos iniciados en esta medicina sagrada. Así será…

Fuente: http://www.takiruna.com

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