DE LA AMENAZA A LA OPORTUNIDAD – PARTE 3
Por Arnaldo Quispe
¿Y qué sucedería si cambiamos de actitud y en lugar de ver solo calamidad y encierro, echamos una mirada hacia dentro para empoderarnos y habitar nuestro hogar de una manera sagrada?. ¿Qué pasaría si en lugar de pensar que nos someten, nos aislan y no nos van a dejar de salir de casa, pensamos que vamos a tener suficiente tiempo para nuestras cosas, nuestro hogar y nuestra familia?. ¿Qué pasaría si cambio mi actitud de solo verme fuera de casa todo el tiempo y ahora contemplo la belleza de mi espacio que es mi hogar y de quienes habitan en ella?.
Creo que de eso se trata un poco… de cambiar de actitud, creo que eso ayuda a aceptar las cosas, a ser fuertes y tolerantes con los cambios sociales y globales que se van generando a gran escala sobretodo a partir de este año 2020. De repente si cambiamos las frecuencias de nuestros pensamientos y dejamos que estos se desenfoquen del solo hecho de “no poder salir de casa”, creo que en ese preciso momento algo extraordinario va a ocurrir. Ese cambio en el estado de consciencia al cual incansablemente le venimos llamando “expansión”, podría permitir sentirnos fuertes, calmos y hasta tener el espacio para recuperar la fe perdida y el renovado aliento, este cambio nos empoderaría de valor, de sacralidad, de respeto y de autodisciplina que al parecer es un plato fuerte y decisivo para afrontar esta emergencia sanitaria global.
Un cambio de actitud es lo que necesitamos…. el cambio necesario que cada uno debe percibir que finalmente esta amenaza es una GRAN OPORTUNIDAD… que se nos está concedendo un renacimiento, un renovamiento y un reciclaje. Se nos está brindando el espacio y el tiempo para RETORNAR A CASA, a nuestro templo sagrado, a nuestro hogar, a quienes respiran y conviven a mi alrededor. Este cambio nos podría hacer felices y afortunados, es una bendición redescubrir la presencia de las personas a mi alrededor, sus compañías y lo que representan en mi vida, los seres queridos son nuestras constelaciones presentes, ellos están allí por un motivo trascendente y no por casualidad, ellos nos dan el aquí y el ahora. Y me refiero a nuestros padres, pareja e hijos, tíos, abuelos y hasta nuestras mascotas y plantas. Esto es una bendición y desde la otra atención… debo sentirme honorado por el tipo de oportunidad que se me está brindando, ahora que echo una mirada hacia dentro me doy perfectamente cuenta que en esta historia particular de mi vida, la gran consciencia divina, me ha puesto en el camino estos personajes llamados “seres queridos” para evolucionar, para aprender, para crecer y hasta para trascender.
Si mi actitud personal cambia, cambiará de igual manera mi frecuencia vibratoria de energía y ello repercutirá a mi alrededor, influirá en mis seres queridos y en mi hogar. Si mi actitud mental cambia y es positiva podré valorar las cosas simples de la vida y no desperdiciar alimentos, cosas ni la energía que puede renovarse. Si mi actitud cambia podré dirigir mi atención hacia mi presente y se reducirá el multitasking, dominaré enteramente el procastinamiento y el descentramiento será cosa del pasado. Esta es una gran oportunidad para recuperar el tiempo perdido. Pero ojo que “estar en casa no es tiempo perdido o solo lúdico”, es más bien tiempo de creación y recreación humana, es tiempo de centración, de reencuentro con mi persona, con mi autoestima, con mi casa, con mi cuerpo que es mi templo sagrado y mi hogar que es igualmente mi gran templo.
Un cambio de actitud no permite que piense que estoy en alislamiento, allá quienes quieran pensar de sentirse aislados, ahora es momento de pensar que esto es positivo, es grande, es gratificante, es expansivo, es armonioso y hasta un momento de belleza extraordinaria. Este es el momento de reencontrarme con mi hogar, de decidir si todo esto puedo tomarlo como un RETIRO ESPIRITUAL en casa, un espacio de silencio interior, de fortalecimiento, un espacio de reencuentro, para recapacitar, de reflexión, de decisión y sanación. Este es mi tiempo y en mi mente solo me deben girar pensamientos de renovación, de optimismo y una gran sensación de esperanza en la humanidad y en mi madre tierra.
Si mi actitud cambiapodré relacionarme de una manera más positiva con mis seres queridos, podré comunicarme con ellos de una manera más afectuosa y estrecha, podré ver desde otra perspectiva a mi pareja y desarrollar juntos un escenario de mejoramiento continuo en la intimidad y en la relación del gesto y la palabra. Una vez en casa podré reestablecer esa relación emocional con mis hijos, saber quiéne son ellos, cuánto han crecido, cuánto son diferentes, cuánto podré compatir de sus mundos, de sus juegos, de sus secretos –si desean hacerlo obviamente- podré finalmente recuperar esa confianza y esa fé en el amor y la amistad que son muchas veces puntos flojos en la relación padres e hijos. En ese sentido podré tener mayor tiempo para el cuidado de mis mascotas y de mis plantas, de lo que representan, podré curarlos, lavarlos, asearlos, podré darles los alimentos en sus platos limpios y considerarlos como parte importante de nuestras vidas, evitando el maltrato o descargar la ira o el desaliento en ellos.
En este cambio de actitud podré descentrar el pensamiento del sustento diario, de la economía, de llenar por llenar la canasta familiar con papel higiénico y desfocalizar lo material, podré tener más tiempo para inventarme otras estrategias por las cuales podré agenciarme del sustento o dinero que necesito. Para este propósito será necesario ponerme de acuerdo con todos en el hogar y tomar las decisiones correctas en este tiempo de emergencia, pensaré con más tranquilidad sobre NO anteponer las cosas a la propia salud y recordaré aquella frase que me contaban mis abuelos, que “con salud todo se puede y sin salud nada se logra”. Es hora de la salud y muchas cosas que antes eran importantes van a tener que esperar, lo SUPERFLUO va a tener que esperar, lo URGENTE se abre espacio en el presente inmediato y en ello me debo enfocar. La vida por sí misma se va a encargar de arreglar y mover las piezas para que este tema del dinero y de lo material encuentre una solución en equilibrio que en un mediano plazo es a lo que todos aspiramos.
¿Y qué pasaría entonces si cambiamos de actitud?. Pues cada quién respetaría sagradamente las colas en los supermercados, con las distancias justas y podríamos colaborar con las medidas sanitarias para prevenir que esta epidemia CVID 19 se propague involuntariamente. Si mi actitud cambia solo compraría en el mercado lo que voy a necesitar, no compraría por comprar cosas solo con el afán de acumular y que luego NO voy a usar, de esta manera evitaría colaborar con la especulación y esas sonadas que incitan al saqueo de tiendas y supermercados. Si mi actitud mental finalmente cambia respetaría a las personas que viven en sociedad, a los ancianos a los cuales hay que brindarles preferencia, espacio y seguridad. Con un cambio de actitud las demás personas tendrían tanto derecho como yo y ello permitiría que RESPETE LA SOCIEDAD con responsabilidad y de manera civilizada.
Y si mi actitud cambia…. enfrentaría esta situación de manera asertiva con la debida madurez y resiliencia y protegería a mi hogar y a mis seres queridos con gran precisión porque de ello se trata, de cambiar las cosas y adquirir nuevos hábitos de limpieza y prevención. De ese modo tendría bajo control el cuidado de mi propio templo que es mi hogar, de saber que cada uno está cumpliendo con su parte y que todos están colaborando para protegerse a sí mismos y a los demás. Ya mucho se habla de “lavarse las manos” y evitar salir de casa sin tapabocas o mascarillas, todo eso es cierto, pero lo que todos tenemos que aceptar es que las cosas en el proprio hogar tienen que ser controladas a la perfección, que mi hogar tiene que ser el primer lugar en el que las medidas de prevención se cumplan al pie de la letra, que para este propósito puedo reunir diariamente a todos los miembros de mi hogar para comunicar y hacer sentir que todas las medidas son importantes y van cumplidas al pie de la letra para el bienestar de todos.
Esto ayuda, el cambio de actitud ayuda y va a permitir que mientras mayor sea la responsabilidad personal y social, y sobre todo la AUTODISCIPLINA, que FINALMENTE podamos superar esta crisis humana, sanitaria y global, pero para hacerlo cada uno debe mirarse a sí mismo y hacer valer en su propio hogar, todo lo que sea necesario para evitar que esta pandemia continue a crecer. No es tiempo de solo esperar que las cosas nos caigan de afuera, por cuanto es imprenscindible que cada uno cumpla con su parte y que cada uno sea responsable de lo que le toca. Es hora de este cambio de actitud muy necesaria y URGENTE en este tiempo-espacio que nos ha tocado vivir, en esta experiencia humana de la cual estamos seguros vamos a resurgir más fuertes, empoderados y con grandes eneseñanzas, que nos permitirán ser más humanos, porque ello es lo que se necesitamos: HUMANIZARNOS como humanos y acercarnos a nuestra madre tierra o PACHAMAMA la cual siempre nos está regalando sin pedir nada a cambio… buenos ejemplos que muy pocas veces emulamos. Muchas gracias.
Fuente: http://www.takiruna.com
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