LA ISLA DE LAS ÑUSTAS
Por Arnaldo Quispe
La isla de la Luna es una pequeña isla localizada en la parte boliviana del Lago Titicaca, se le conoce también como isla Coati y tiene una superficie de poco más un kilómetro cuadrado. En la historia, en la geografía y hasta en el turismo actual se la toma en cuenta en paridad a la Isla del Sol, que se localiza al N.O. casi como en frente presentando una superficie mucho mayor.
El acceso a la isla de la Luna se inicia en la ciudad de Copacabana, para lo cual se encuentran destinadas embarcaciones lacustres que incluyen el circuito común de Isla del Sol-Isla de la Luna. Una ruta alternativa más directa podría comprender una salida particular a la Isla de la Luna por medio de los pequeños puertos de Yampupata o Sampaya, este último ubicado al S.O. de la isla, se encuentra a solo 4 km. que en alrededor de «media hora» permitirían alcanzar tierra firme o los pequeños puertos de la isla.
En la isla de la Luna viven alrededor de 100 familias de comuneros agrupados en la comunidad originaria Isla de la Luna «Coati». Son ellos los que se encargan por autogestión de administrar sus propios recursos turísticos, sobre todo del control de visitantes al templo principal y de brindar hospedaje al turista. Se organizan por turnos en el caso que los visitantes deseen realizar compras de artesanías, ofrecer comidas, pernoctar o permanener por mayor cantidad de tiempo.
La isla de la Luna conserva un templo casi intacto, aunque tiene la apariencia de haber sido restaurado en décadas pasadas. Cabe tener en cuenta la actitud gubernamental de épocas pasadas de restaurar y hasta levantar monumentos arqueológicos con poco criterio profesional. Aún con todo el status quo del del templo principal nos da una idea global de la arquitectura del complejo arqueológico y de sus usos religiosos.
En la isla… el principal atractivo lo constituye el templo de las Vírgenes del Sol o más conocido como Acllahuasi, es decir el templo de las escogidas. En tiempos remotos -de los Incas- era un lugar sagrado donde solo podían vivir mujeres dedicadas a la enseñanza y formación de niñas en edad de crecimiento, las cuales eran destinadas a ser parte del estado Inca en puestos estratégicos y gubernamentales, como ser la esposa de un cacique o de un gobernador regional, en otros casos se les asignaba el rol de maestras de otros templos (mamaconas) maestras artesanas o ser parte de la casta sacerdotal femenina.
En el templo sobresalen diferentes recintos ceremoniales, un enorme patio central, pero sobre todo una dedicación muy fina a ciertos símbolos de la cosmovisión andina, como la chakana que se encuentra presente en altorelieve en diferentes muros y recintos del complejo arquelógico. Es admirable la intención de darle un aspecto tridimensional y de profundidad, que parecieran estar relacionados con el paradigma andino de los tres mundos dimensionales: Hanan Pacha, Kay Pacha y Ukhu Pacha.
Para acceder a la comunidad local de la Isla desde el templo del Acllahuasi, se tiene que acceder por una caminata de trekk en subida que en su parte más alta permitirá alcanzar la altura máxima de la isla a casi 4 mil m.s.n.m. Luego otra caminata de descenso que dirigirá al caminante al otro lado de la Isla donde se localiza el puerto principal, la escuela, la capilla y el centro poblado. La comunidad se dedica a la agricultura, el pastoreo de animales, a la pesca y obviamente a la atención directa del turista y/o visitante.
Para quién dispone de mayor tiempo y pueda permanecer una o más noches en la isla, la comunidad le asignará el hospedaje en una familia receptora, que hará lo mejor posible porque el visitante se sienta como en su propia casa. Sin embargo las instalaciones y comfort son básicas y hay que estar prevenidos para no exigir demasiado.
Hay una playa poco concurrida el cual los pobladores le asignan como lugar sagrado de purificación y hasta sanación. Queda en el extremo Sur de la isla y es como un apéndice. En este lugar de playa tranquila pero helada (4 grados), se realizan ceremonias desde despachos, baños de purificación y hasta meditación. Hay un sector de quemas de ofrendas y otro donde se localiza una gran chakana dibujada con piedras en la tierra y una construcción de madera de tipo obelisco tri-dimensional levantada en el centro mismo de este símbolo sagrado andino. Llama la atención que exista un único árbol que sobresale imponente en el medio de la playa. En el extremo último de la playa donde se aprecian ambos lados de la isla se respira un tipo de energía muy especial, como si se tratara de un punto de intercambio, de reciclaje y hasta de recarga de energía fina.
En este sector se suelen encontrar piedras que asumen un aspecto de color rosado al contacto con el agua y luego cambian a un aspecto de color blanco al contacto con el suelo seco o al Sol. A estas piedras las hemos bautizado como piedras de la luna y por curioso que sean conservan un tipo de energía muy especial aún cuando estemos al otro lado del mundo, las cuales se relacionan y nos conectan con las bondades de la isla de la Luna.
Pasar una o más noches en la isla tiene sus bemoles y en poco tiempo puede transformarse en una experiencia única que escapa a toda racionalidad. A diferencia de la calma y quietud diurna, en la profundidad de la noche se suelen observar fenómenos y un escenario mágico caracterizado por tormentas eléctricas, que luego pasan a estruendosos truenos, luvias moderadas que pasan a ser intensas, granizo, vientos huracanados, brisas, olas y hasta niebla. Un verdadero caos y anarquía natural para lo cual resulta muy útil conservar la calma y dedicarse a meditar en grupo, acogiendo con apertura las fuerzas oscuras de esta energía salvaje. Las sombras juegan su parte importante.
Al día siguiente la calma y el reflejo solar en el agua… parecen ser la parte opuesta al espectáculo nocturno. Cabe recordar una vez más que en el mundo andino todo es sagrado, en paridad y en equilibrio, eso nos parece enseñar en moraleja la isla de la Luna. Isla que viene a ser parte importante en nuestros itinerarios de retiro Ñusta Karpay, centro especial de nuestras ceremonias y a la cual nos une un marcado entusiasmo por tan anhelado reencuentro.
Fuente: http://www.takiruna.com
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