EL RETORNO AL APU
Por Arnaldo Quispe
Cuentan los ancianos que cuando uno sube a un apu, este te selecciona y te haces uno con su energía…
Cuando los Apus llaman, lo hacen de muchas maneras. No hay una sola manera de entrar en contacto con ellos que dicho sea de paso se encuentran en este mundo conocido como Kay Pacha. El Kay Pacha es es el mundo chaupi, es decir del centro o de la conexión y sirve de nexo entre los mundos que van en paralelo: Hanan Pacha y Ukhu Pacha.
El mundo de los Apus es nuestro mundo, de los humanos. Las montañas son el mundo de los Apus, sean estos pequeños, medianos o grandes cordilleras. Los Apus o Wamaníes -su otro nombre- son los espíritus que moran en las montañas y en este papel arrugado que se llama Perú contamos con Apus de todo peso y poder. Los encontramos incluso de aspecto masculino y femenino, algunos son mayores o grandes señores tutelares, otros son guardianes de la tierra, otros son maestros o guías. Otros son oráculo y otros son los llamados médicos y curan muchas enfermedades por intermedio de los despachos que se ofrendan.
El Apu Saywa (3,840m.) ubicado en frente de la ciudad de Urubamba es uno de estos apus llamados menores, tutelar para esta ciudad en cuya cima se alcanza a ver la cadena de apus mayores de la cordillera del Vilcanota. El Saywa se encuentra en frente del Apu Chicón (5,500msnm.), que es uno mayor y de gran importancia dentro de la red de señores Apus.
El Apu Saywa es considerado de aspecto femenino y su nombre se debe a que sirve de columna que enlaza la energía de la tierra con la energía del cosmos. Esto supone adentrarse en la lógica y el mundo mágico de la cosmovisión andina que afirma que todo en la vida, seres vivientes o inertes tienen vida y tienen un propósito que cumplir. En este caso el Saywa es uno de esos lugares mágicos donde paulatinamente se va sintiendo la energía de la tierra y esta se va elevando hasta alcanzar las vibraciones sobre todo cuando uno alcanza su cima.
No es curiosidad o una construcción al azar… que los Incas hayan dedicado un templo sagrado en la cima de este apu, lo que si es extraordinario es que aún sobrevivan las dos torres Incas (mundo paritario) en su cima precisamente cima y en buen estado de conservación, y que parecen tocar el cielo cuando uno se apoya en sus bases. Estas torres Incas se encuentran alineadas con el templo de Huayna Capac que se encuentra en medio de la ciudad de Urubamba, desde allí en cada solsticio de invierno (21 de junio) se aprecia la salida del Sol perfectamente alineado con las torres Incas.
Es extraordinario que aún estas torres se mantengan en pie. Razones sobran al afirmar esto. Motivo por el cual es imprescindible revelar que desde la conquista y hegemonía hispánica se ordenó marcialmente la destrucción de las wacas y adoratorios Incas a gran escala. En el concilio de Lima en 1551 por ejemplo se ordenó que en todas las wacas Incas se construyeran iglesias o se montaran cruces católicas, como parte del proceso mesiánico llamado extirpación de idolatrías.
Regresando al tema del Saywa… la cima de este apu se alcanza en poco menos de dos horas -si uno cuenta con un estado físico óptimo- que puede extenderse a unas 3 a 4 horas según se suba en grupo o con gente con poca preparación. Lo cierto de todo es que aventurarse a subir los mil metros de altitud desde la ciudad de Urubamba (2800msnm.), en zig zag probablemente se calcula que se camina unos 5 ó 6 kilómetros de pendiente de subida que varía entre 30 a 40 grados en algunos casos. En síntesis una ruta de trekking nada imposible de alcanzar.
Esta montaña es mágica… llena de flora y fauna silvestre. Cactus abundantes que nos invitan a tener precauciones. Contamos con muchos espacios para descansar y meditar. En pocas horas habíamos visto la salida del Sol, luego lluvia, neblinas, vientos, luego arcoiris y hasta granizo. Todo era parte de la experiencia de la montaña e incluso cada uno de los presentes de acuerdo a su particular ritmo, habían de encontrar el punto de conexión con la esencia de este Apu. Algunos en la cima, otros en el camino, otros en el despacho, otros en las apachetas, otros en el saywachakuy, otros en sueños, otros mucho tiempo después…
En estos casos conviene realizar la ofrenda del despacho en la cima misma, dentro del recinto de las dos torres Incas, en medio de ellas, respetando su configuración de centro del centro cuyas diagonales apuntan a las dos torres, al Apu Chicón y al Valle Sagrado. La calidad de energía de la ofrenda completa el sentido del trabajo con las torres y con las pequeñas apachetas de piedra -«saywas» igualmente- levantadas por parte de los presentes. Todo a medida y en el tiempo justo con las personas justas.
Solo queda agradecer a este Apu, cuya esencia nos recuerda el camino de la conexión, es decir que nada está separado y que toda separación es solo una ilusión de nuestra mente. La experiencia con la montaña nos ha traído lecciones importantes, todas sin lugar a dudas son significativas y serán útiles en su momento. Esta sagrada presencia que equivale a una poderosa ñusta se siente aún a miles de kilómetros de distancia, será que vive «dentro» integrada en nuestros corazones, recordándonos que todos tenemos un llamado interior y este llamado es de la montaña sagrada y de la madre tierra.
LEE EL ARTÍCULO SOBRE LAS DOS TORRES INCAS: LINK.
Fuente: http://www.takiruna.com
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Agradecido por tanto compartir hermano jalla lla
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