EL BIENESTAR ANDINO (CUENTO)

Por Arnaldo Quispe

En la inauguración de un programa innovativo llamado ALLIN KAWSAY destinado en ofrecer amor y bienestar, se presentaron unos doscientos postulantes a voluntarios para servir de promotores. El maestro andino a cargo del programa les dio la bienvenida y agradeció el enorme gesto de desprendimiento por el cual los voluntarios tendrían que participar en hogares en situación de abandono y de extrema probreza en zonas rurales altoandinas.

Para aprobar la candidatura del voluntario el maestro les indicò que todos estarían sujetos a una inverosimil prueba, que serviría como único requisito para viajar a las zonas rurales del proyecto. Les indicò que para la siguiente reunión todos y cada uno de los doscientos postulantes tendrían que traer a una persona feliz y con bienestar. Para ello describió que de acuerdo a los perfiles de los postulantes, que los casados tendrían que traer al esposo o la esposa, los solteros a algunos de sus padres y los que vivían solos la sola presencia del mejor amigo. Con la presencia de una persona cercana y feliz en el entorno familiar ello serviría como base para lograr la felicidad en otros contextos sociales. Todos terminaron la reunión algo contrariados con esta petición.

En la siguiente reunión para elegir los candidatos a voluntarios solo se presentaron unas veinte personas, todos ellos bien acompañados de sus esposos, esposas, padres o amigos que asistían con enorme placer de apoyar la candidatura de sus seres queridos. Los esposos, padres y amigos cercanos se veían seguros y felices de ser presentados como parte de la prueba y sobre todo para constatar el bienestar que les genera vivir con el postulante a voluntario.

Los miembros del staff le preguntaron al maestro andino sobre qué habría sucedido con el restante 90% de los postulantes. El maestro andino les dijo que a veces tienes que poner pruebas simples de la vida cotidiana a fin de dar con la calidad de gente que realmente necesitas. Luego dijo: “Estoy seguro que muchos de los que se fueron hubieran hecho muy bien su trabajo de voluntario, pero no todos hubieran podido transmitir esa autenticidad necesaria que solo transmite el buen ejemplo y la coherencia, en muchos casos las personas buscan la felicidad fuera de sí mismos y fuera de sus propios contextos, están dispuestos a ofrecer bienestar haciendo hasta lo imposible, aún en zonas lejanas o hasta olvidadas, pero sin embargo son incapaces de transmitir ese amor auténtico a las personas cercanas o a quienes les rodean. Si traes aquí una persona feliz de vivir contigo, un padre, una madre o una esposa feliz, esa es la demostración que ya estás haciendo algo por ti mismo y por la humanidad, ello hace más fácil el hecho de transmitir amor a quién más lo necesita”.

Fuente: http://www.takiruna.com