Hombre del fuego

HOMBRE DEL FUEGO

Por Arnaldo Quispe

Parto con la idea de estar dentro del Temazcal, de entrar en el calor transformador y la purificación del sudor… de pronto me descubro como «hombre del fuego», una vez más…

Sin embargo, esto me encuentra en el momento y espacio justo. Un momento en el cual he sido elegido por la sincronicidad de la propia madre tierra. Por esto, aceptar el reto de ser hombre del fuego, ahora me suena común y tolerable para mi gusto. Hoy puedo describir una vez más que el rol de este colaborador no es nada fácil y el compromiso para asumir el papel debe provenir desde las entrañas personales más profundas. Esto tiene que ver con la convicción.

Esto también me descubre como hombre canal de este elemento y de la ayuda incondicional, un servidor en el arte del servir y dar la mano para quienes renacen y participan de este proyecto de transformación interior. Ser hombre del fuego, es estar en el fuego, alimentarse de este elemento y sentir la vibración desde todos sus aspectos.

Es hasta amar el fuego… en el sentido de entenderlo, darle la ternura y ofrecerle los cuidados necesarios para que surja, crezca y continue en evolución.

Ser hombre del fuego me ha permitido recordar la relación estrecha con este elemento, recuerdos desde la niñez y adolescencia. Recordar aquellos tiempos en los cuales el fuego no me era ajeno. Hoy recuerdo que su calor y luz me acompañaron en mil y una circunstancias. Es aquí donde el poder del fuego es presencia, intensidad y hasta compromiso con un pasaje superior… hacia el cambio, destinado a explorar los límites últimos que calientan y aquietan la mente.

En estas circunstancias el fuego permite que cada uno descubra su propia luz. Luego se descubrirá espontáneamente las relaciones con los otros elementos con los cuales se entra en equilibrio.

El fuego en el temazcal (inipi) es fundamental y a mi me resuena abandonarme en la idea de aceptar el reto que este rol. De seguro si por mi fuera elegiría estar dentro del temazcal, elegiría cantar y dirigir la ceremonia como tantas otras veces, pero este llamado de ser hombre del fuego es como una voz urgente… de ser parte de un eslabón en el camino.

Gratitud interior y satisfacción es lo que se siente después de la tarea cumplida. Esto coge forma y es la mejor retribución al asumir esta responsabilidad según mi punto de vista.

Fuente: http://www.takiruna.com

Todo inicia con la geometría sagrada
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