MÉXICO… MUCHO QUE AGRADECER – Parte I
Por Arnaldo Quispe
Cuando las sanas emociones rebasan largamente la formalidad de las palabras se dice «que hay cosas que no se pueden describir con palabras…». Este es el caso probablemente de mi viaje espiritual a México. Un viaje lleno de magia, de encantos y de experiencias. Hoy haré lo posible por contarlo a modo de crónica pero para poder superar el tenor de las palabras será indudablemente con ayuda de imágenes… Serán las fotos las que ayudarán decididamente en este cometido.
Debo decir que fue un viaje tranquilo de principio a fin. No hubo inconvenientes ni en aeropuertos, ni de documentos ni nada de nada. Salvo salvo… el decomiso cantado de mis «paquetitos» de semillas de los despachos que iba a ofrendar. Los paquetes con semillas fueron todos decomisados en el aeropuerto del DF (Ciudad de México). Esto me fue notificado con el agravante que «granos turcos» no se admiten dentro del territorio. No me quedó otra que renunciar en el acto y superar el impase a la velocidad de una llamada para el vuelo de conexión. Todo claro.
Con eso de sacar y poner en orden los paquetitos de los despachos, no me di cuenta que me quedó escarcha brillosa en las manos y en la cara. Eso me dijeron mis gentiles anfitrionas que fueron por mi al aeropuerto de Durango. Una de ellas muy decidida me dijo: «tengo una habitación de huéspedes y te quedarás en casa mía». Yo estaba feliz de esta hospitalidad, que ni la escarcha en la cara iba a malograr el momento. Qué mejor recibimiento que ver a Lilia y Yadira después del viaje de retiro en Perú en el mes de noviembre del año pasado. De la mano de ellas iba a conocer una partecita importante del México profundo, del México de la Sierra Madre de Durango.

Grupo de Durango en Otinapa

Rancho Abrevadero en Otinapa

Dulcería a la mexicana
Ellas habían organizado al medio día que pase una entrevista televisiva y de prensa en el Periódico Victoria de Durango. Yo con la adrenalina del avión estaba ya lo suficientemente preparado para superar cualquier reto. Con este buen inicio todo hacía indicar que ingresaba a la ciudad de Durango por la puerta grande.
Ya con mis primeras horas en México me daba cuenta de lo delicioso de su gastronomía y este capítulo es un tema aparte que dejaré para más adelante de mi relato. Con el coche iba por aquí e iba por allá… encontrando a mis ojos la imagen de una ciudad progresista, en crecimiento económico, una ciudad limpia, ordenada y con un centro histórico muy bien protegido y valorado. Por la tarde tuve la conferencia de presentación del libro «El Colibrí de Oro», hubo una cincuentina de personas, la mayoría de los cuales no se amilanaron y compraron el libro de cuentos. Hoy fue un día muy productivo.
El día siguiente ibamos a salir a un centro recreacional de Otinapa, para la ceremonia de Ayahuasca, la comitiva eran de cuatro carros con sus respectivos ocupantes. Todos se habían preparado lo suficiente con la dieta alimenticia y el lugar era el ideal para una ceremonia de esta naturaleza. Una ligera lluvia limpió el aura del lugar y el ambiente pasó de ser tibio a muy fresco por la noche.

Sagrado Corazón de Jesús

Plaza de Durango

Practicantes de reiki andino en Durango
Toda la tarde el grupo recibió la preparación y encuadre respectivo. Ejercicios y más ejercicios, hasta la llegada del sagrado tabaco a modo de Rapé. Todo a medida. Durante la ceremonia de ayahuasca la chimenea serviría para guiar con un poco de luz y brindar algo de calefacción. La ceremonia duró unas cuatro horas y ya todos estaban en sus cabañas a la media noche.
Al día siguiente luego de un reparador desayuno vino la reunión de intercambio e integración de experiencias. Esta vez tendría una decena de participantes, la mitad jóvenes con un promedio de edad de 30 años y la otra mitad adultos mujeres por encima de los 50 años. Todos comentaron, todos participaron y sacaron provecho de la experiencia de esta planta sagrada, y cuando ya no quedaban preguntas que responder, era el momento por dar por culminada la experiencia de la ceremonia con ayahuasca. Se regresaba a Durango con la satisfacción que todo había resultado de acuerdo a lo previsto, sin ningún particular que no pudiera ser resuelto en el momento oportuno.
En los días siguientes tuve que atender pacientes que me llegaban a consulta por motivos de sanación. A todos ellos se les practicó una exhaustiva limpieza energética, masajes y técnicas de sanación andina con buenos resultados desde la primera sesión. Se realizó en paralelo el curso de practitioner en reiki andino con un grupo conformado por 8 practicantes.

Catedral Basilica de Durango

Mercado de Mazatlán

Puente Baluarte en el límite de los estados de Durango y Sinaloa
El master de reiki andino que iba a realizar con mis tres alumnas iba a tener lugar en Mazatlan en la casa de descanso de una las participantes. El lugar era el indicado para cerrar la formación en reiki andino enfrente del gran Océano Pacífico. Este lugar era mágico, sede de una gran energía que se recicla con ayuda del mar.
Por suerte tuve la opción de hacer un salto en el mercado de Mazatlán, allí entendí una vez más que las coincidencias no existen y que la magia se abre paso… la noche anterior había soñado que hacía sonar un caracol de mar, como esos que en nuestro Peruvian llamamos «Pututo». Y hoy en el mercado encuentro un enorme caracol de mar que desde luego estaba en la mira de primera vista. Hoy este caracol me acompaña en casa y si bien no tiene adaptada la boquilla para tocar, solo es cuestión de tiempo para que se me ocurra como abrirla y pueda sumarse a sus hermanitos pututos que ya van tres. Tiempo al tiempo.
Otra anécdota de contar a los nietos, es que tuve la ocasión de manejar en coche por la carretera de Mazatlan-Durango, en tramos que los lugareños consideran épicos como el túnel sinaloense y el puente Baluarte en el espinazo del Diablo. Estos tramos de carretera me hicieron recordar las mil y una vez que volante en mano he conducido por la carretera A6 desde Turín camino al mar de Savona.

Mar de Mazatlán

Playas de Mazatlán

Túnel Sinaloense con casi 3 km. de longitud
Había anunciado antes que la comida mexicana era cosa aparte, ya que no solo se trata de mencionar la larga lista de platos y platillos de su variopinta gastronomía, sino que en esencia hay una mezcla de sabores y encantos que hay que degustar con la debida paciencia. Mis favoritos inconfundiblemente son los tacos y los hay de cada tipo. Debo resaltar que me quedo con los tacos de deshebrada, aunque si son de carne en esta ocasión haré una tregua en mérito a mi dieta quasi-quasi vegetariana. Luego vienen las enchiladas y quesadillas que merecen otros bonus de puntaje. La salsa mexicana con toques picantes hacen que el paladar solicite de ellas luego solo de algunos intentos de andar de taco en taco. Son salsas inconfundibles y parte de esta tradición culinaria. No soy experto en gastronomía pero que tengo buen diente este mérito nadie me lo quita…
Una mención especial merece la gente hospitalaria de esta ciudad, sobre todo las anfitrionas del viaje a Durango: Lilia, Irma y Yadira, quienes no hicieron sino que confirmar la calidad humana del que gozan nuestros hermanos mexicanos participantes de nuestros retiros andinos. Si debo rendir los mayores agradecimientos del caso este privilegio recae en Lilia, quien ventiló cada aspecto de mi estadía, ofreciendo sus servicios de manera desinteresada y de una manera sana e impecable. Gracias a Lilia entendí el verdadero valor de la amistad y que este privilegio hay que cuidarlo sin más ni menos con absoluta autenticidad, transparencia y honestidad.
Muchas gracias de sukpayki.
Fuente: http://www.takiruna.com
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